Sanshiro no es más que el hijo de un criado, pero ama a la hija de su Señor, Momoyo. Todo lo que puede hacer es mirar a Momoyo desde un agujero de la habitación y contar los días hasta que su prometido, Yoichiro, regrese de Inglaterra para llevársela por siempre.
Cuando el prometido vuelve, sin embargo, trae consigo no sólo la separación de Sanshiro y su amada, sino también una maldición de lujuria y sadismo que cae sobre toda la casa. Sanshiro sólo puede mirar mientras una plaga de vicio infecta a la hermana de Momoyo, la sirvienta, y toda aquella que entra en contacto con Yoichiro. Pero ¿es natural tanta lascivia, o detrás de ella se encuentra la tentación de la maldad? Sanshiro descubrirá que también hay muerte y posesión, y el anunciamiento de la llegada de un demonio.