Shouya Ishida junto con un grupo de compañeros de clase, comienzan a hacer blanco cruel de sus burlas y humillaciones a una nueva alumna recién llegada a su escuela, una chica llamada Shoko Nishimiya quien es sorda desde que nació. Las burlas eran tan crueles que al final su madre, cansada del bullying que atormentaba a su hija, decide transferirla a otra escuela y como resultado, Shouya es acusado por las autoridades de la escuela como el único responsable del bullying a Shoko y sus amigos terminan dejando a Shouya condenado al ostracismo al ver cuan graves eran los insultos a Shoko.
Años después de lo ocurrido, un Shouya arrepentido y con la idea del suicidio en su cabeza, aprende con mucho esfuerzo el lenguaje de señas para poder pedirle disculpas a Shoko por lo que le hizo en su infancia.